Toda catástrofe de causa química implica múltiples víctimas entre las
cuales se encontrarán casos involucrados con ataque de pánico.
La única forma de minimizar la aparición de estos casos es contar con un
plan de contingencia y frente al hecho, brindar la asistencia adecuada.
La tarea de prevención implica detectar previamente los riesgos químicos
en el lugar de trabajo (planta industrial, área geográfica, etc.), y formar
brigadas que tengan un plan permanente de entrenamiento.
Dicho entrenamiento debe contar con la capacitación acerca de la
conducción para evitar ataques de pánico y la contención en caso de que
ocurriesen.
Una vez pasado el desastre, evaluar lo actuado, establecer conclusiones y
redimensionar los planes de contingencia hasta ese momento
vigentes.
Con relación a los ataques de pánico, una vez detectados los casos, éstos
podrán requerir en el período agudo del tratamiento psicofarmacológico, y
posteriormente, para aliviar la ansiedad y el estrés post-traumático se puede
recurrir al trabajo cognitivo que modificará las erróneas interpretaciones de
las experiencias en catástrofe.
La cognición del síntoma es importante para aliviar los niveles de temor
y ansiedad en aquellos pacientes que como secuela, padecerán estrés
post-traumático.