COMUNICACIÓN CON LA POBLACION
A fin de minimizar los efectos sobre la población que un desastre de este
tipo ocasionaría, la planificación para casos de emergencia debe tomar en
consideración, entre otras cosas, la necesidad de proporcionar regularmente al
público información exacta y apropiada, incluyendo la relacionada con la salud.
Por ejemplo, el público potencialmente afectado en caso de un accidente
tiene que recibir información sobre lo que debe hacer para proteger su salud si
hay un accidente o una amenaza inminente de accidente. Asimismo, debe recibir
instrucciones acerca de la conducta a tomar para la salvaguarda personal y de
terceros. Esta instrucción cumple la doble finalidad de orientar por un lado al
involucrado en el accidente, y en darle un marco de contención psicológica que
le permita sobrellevar esa instancia. La información que se dé al público
potencialmente afectado debe enfatizar la prevención de la exposición, o
cualquier tipo de contacto directo con los productos químicos. Toda la
información brindada debe ser clara, concisa y presentada de una manera que sea
fácilmente comprensible para todos aquéllos a los que es dirigida. Debe tenerse
siempre presente que la información que se brinde a la comunidad debe alertar
acerca de los peligros que se están corriendo y la conducta que debe tomarse al
respecto, recordando que esa misma información mal brindada puede ser la
desencadenante de cuadros de pánico. Por esto, el manejo de la información tiene
una doble importancia en estos casos.
Dependiendo de las condiciones del episodio, se instruirá acerca del
aislamiento (cerrar y sellar puertas y ventanas, utilizar equipos de filtración
como ser toallas humedecidas o máscaras de gas) o de la evacuación ordenada del
lugar del hecho. Los profesionales de la salud tienen que estar preparados
para contribuir a la difusión de información a la comunidad tanto para dar
tranquilidad e indicaciones de cómo permanecer en el lugar del hecho, como para
organizar la evacuación sin que esto genere la pérdida de control de la
situación. Es necesario desarrollar una coordinación entre los profesionales
de la salud y los medios de comunicación a fin de asegurar que se difunda la
información de salud relacionada a los accidentes químicos, y que ésta sea
exacta y consistente. Por ello, siempre deben ser consultadas las autoridades de
la salud pública y de seguridad local cuando se hagan declaraciones a los medios
de comunicación concernientes a los aspectos de salud de los accidentes
químicos. Cuando analizamos retrospectivamente los eventos que involucran
sustancias químicas, sus causas, las fallas en las actividades de respuesta y
sus consecuencias en la salud humana o en el ambiente, se concluye que una buena
planificación y preparación de los diferentes sectores involucrados en la
respuesta es uno de los elementos que contribuye en gran medida a prevenir la
ocurrencia y a minimizar los efectos de los accidentes químicos. Esa buena
planificación y preparación debe basarse en información confiable, actualizada y
asequible, ya que será la información la que provea las directrices para los
distintos equipos de tareas abocados a la contingencia, y la que dé un marco de
contención a la población afectada, impidiendo o minimizando la posibilidad de
aparición de casos de ataques de pánico. La información es un elemento que
comparten todas las actividades relacionadas con un accidente, sean éstas de
prevención, de reparación o de respuesta. Para ello, deberemos siempre poder
responder los siguientes interrogantes: ¿Qué requisitos debe tener la
información? ¿Quiénes son los principales usuarios de ella? ¿Cuál es la
naturaleza de la información que se requiere y con qué fin? ¿De qué fuentes se
puede obtener la información?
El tipo de información necesaria para manejar el episodio deberá orientarse
simultáneamente hacia los distintos equipos encargados en ser los primeros en
responder (policía, bomberos, médicos, profesionales de salud mental, etc.)
-quienes deberían haber sido debidamente capacitados y previamente evaluados
para acreditar la idoneidad y capacidad para el desarrollo de esas tareas- y
simultáneamente para los profesionales encargados de la estrategia de reacción,
dando por sentado que la naturaleza de la información necesaria para la
contención de una catástrofe de causa química difiere para cada equipo de
trabajo como así también para la información que se le proveerá al público
afectado. La disponibilidad de asistencia, y las condiciones para
impartirla, variarán según la ubicación, el tipo y otros factores del accidente.
Por ello, es prioritario el trabajo en la prevención y en la diagramación acerca
de cómo se articulará el plan de contingencia y contención frente a un accidente
de este tipo.
Los planes de preparación para casos de emergencia tienen que tomar en cuenta
el hecho de que los medios normales de comunicación pueden no funcionar
adecuadamente en situaciones de emergencia (por ejemplo, las líneas telefónicas
pueden dañarse o ser insuficientes, caída de sistemas operativos, etc.). Se debe
disponer de sistemas de respaldo para estos casos. Es de esperarse un flujo
excesivo de llamadas telefónicas en caso de una emergencia química. Aquéllos que
proporcionan la información han de estar preparados para una situación así,
deben no fomentar el pánico y difundir consejos tan rápido como sea posible.
Recuerde que una población afectada e inmóvil es más proclive a perder el
control que otra debidamente informada y OCUPADA en tareas, aunque sencillas,
tendientes a la salvaguarda o a la limitación del hecho.
Se debe actualizar continuamente la información sobre la naturaleza y
extensión del accidente, y las medidas apropiadas de respuesta, empezando por la
información proporcionada por la persona que reportó el accidente, cuya
información puede no ser totalmente exacta o completa.
La información sobre agentes químicos se tiene disponible cada vez en forma
más generalizada. Sin embargo se debe tener cuidado al seleccionar la
información apropiada para un propósito específico. Siempre es necesario que
la información obtenida de fuentes generales sea interpretada por un experto
antes de ser aplicada a una situación particular. La información de libros de
texto y de bases de datos podría estar obsoleta, por lo que es prudente chequear
y actualizar dicha información. Ninguna fuente prevista de información,
cuando esté disponible, podrá tomar el lugar de los expertos.
Invariablemente se requerirá cierto juicio técnico, que tome en cuenta por
ejemplo la cantidad del agente tóxico involucrado, la ubicación del accidente,
la dispersión química, y las variaciones en los efectos para la salud y las
características que hayan sido observadas.
Es imperativo que si se utilizan rutinariamente múltiples fuentes de
información, actúen en conjunto al responder a cualquier accidente químico
específico para asegurar que la información que se proporcione sea consistente.
Esto requerirá un contacto directo entre las diversas fuentes de información.
Tipos de información necesaria antes de que ocurra un accidente
químico Se necesitan diversos tipos de información para la
concientización y la planificación de los preparativos para emergencias.
Antes de que ocurra un accidente químico, todos los grupos que podrían
participar en la respuesta de emergencia así como el público, deberían tener
conocimiento de la manera en que pueden obtener la información sobre un
accidente de ese tipo.
En el sitio del accidente químico Para dar atención a las
víctimas, los primeros en llegar al sitio del accidente necesitan saber de
inmediato de qué sustancia se trata, cuáles son los riesgos relacionados y las
medidas de primeros auxilios. Esta información básica suele encontrarse en las
hojas técnicas de seguridad y en las tarjetas de emergencias en el transporte,
que pueden también indicar si es posible un tratamiento específico por ejemplo,
con antídotos. Las hojas técnicas o las tarjetas deberían ser de fácil acceso en
lugares donde se manufacturan o transportan productos químicos. Sin embargo, los
usuarios deberían estar conscientes de que la calidad y la utilidad de la
información que proporcionan varía mucho, en particular en lo que se refiere a
efectos en la salud. Son estos equipos los que por su rol fundamental en el
evento deben poseer la mayor y mejor información puesto que son los que mayor
seguridad en su accionar deben tener. Un ataque de pánico en estas unidades
operativas puede llegar a representar una catástrofe dentro de otra catástrofe.
Los servicios de rescate (policía, bomberos, brigadas, etc.) a menudo llevan
en sus vehículos fichas técnicas. En caso de incidentes químicos menores y
cuando se dispone de profesionales en salud entrenados (por ejemplo enfermeras),
la información proporcionada en las hojas técnicas o en las fichas puede ser
suficiente. Si se requiere información más detallada sobre las sustancias
químicas involucradas y sobre sus efectos en la salud y el medio ambiente, será
necesario establecer una comunicación rápida con un centro de información
especializado. En muchas regiones del mundo, no siempre se dispone de hojas
técnicas de seguridad o de tarjetas de emergencias en el transporte. Los que
responden a un accidente químico deben localizar entonces otras fuentes de
información como los Centros de Información Toxicológica, Centro de Emergencias
Químicas, los servicios de salud ocupacional (médicos ocupacionales, higienistas
industriales), o incluso ubicar un referente como ser un químico, farmacéutico o
trabajador de salud local. Los profesionales de salud en el sitio del
accidente químico, (personal de ambulancias, y equipos médicos - doctores y
enfermeras) requerirán información más detallada sobre los síntomas, signos y
medidas terapéuticas, en especial en situaciones en las que deba administrarse
una terapia específica (por ejemplo, con antídotos) en el lugar del accidente.
Este tipo de información puede ser proporcionado por un centro de información
toxicológica o algún otro centro de información especializada. En el caso de
ciertas sustancias, cuando es posible una terapia específica, o cuando se conoce
que el agente químico se maneja, almacena o transporta en grandes cantidades,
debería disponerse de instrucciones específicas de tratamiento en los hospitales
locales u otras instalaciones de tratamiento. Si fuera necesario, debería ser
posible llevar estas instrucciones al sitio del accidente. Las instrucciones
de tratamiento específico deberían ser recopiladas, distribuidas y actualizadas
con regularidad, con la ayuda de la industria, en los centros de información
toxicológica, regionales o nacionales. Los profesionales de salud también
necesitarían información sobre los hospitales u otras instalaciones de
tratamiento que fueron creadas con base en la emergencia para la admisión de
pacientes o para la aplicación de terapia de soporte o tratamiento especial.
Cuando sea apropiado, la industria debería ayudar a recolectar esta información.
A nivel hospitalario En el ámbito hospitalario se requiere
información más detallada sobre los riesgos, síntomas, tratamiento y seguimiento
de las víctimas de la población potencialmente expuesta. No sólo es necesario
conocer en detalle los efectos inmediatos de la sustancia en la salud, sino
también los efectos secundarios y crónicos y las secuelas potenciales. El
personal o los asesores médicos y demás profesionales en los centros de
información especializada deben ser capaces de suministrar la información
médico-toxicológica necesaria a los médicos que están atendiendo a las víctimas.
En un evento masivo, durante la afluencia de víctimas se deberá contemplar
aquellas con compromiso psicológico, debiendo prever que aparecerán casos con
ataques de pánico, por lo que deberá anticiparse a este hecho generando los
mecanismos de asistencia y contención para esta clase de víctimas.
En los centros de información
especializada Los centros que se
especializan en proporcionar información sobre agentes químicos, como los
centros de información toxicológica y los centros de emergencias químicas
también necesitan recibir información sobre el accidente y sobre los efectos
observados. Es de suma importancia establecer el diálogo y el intercambio de
información entre los que responden a la emergencia y los profesionales del
centro de información y, cuando sea apropiado, entre los diferentes centros. Los
síntomas de las víctimas, el grado de exposición, el tiempo transcurrido, el
número de personas afectadas, y muchos otros tipos de información son
necesarios, no sólo para evaluar la emergencia química sino también para
predecir lo que pudiera ocurrir.
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