Publicaciones en Kinesiología
INTRODUCCION En la práctica diaria de la osteopatía,
el diagnóstico y tratamiento del sistema visceral, es un paso indispensable y a
menudo, el que nos permite completar la comprensión de un circuito lesional
confuso. El hecho de intervenir osteopáticamente
en la cavidad abdominal, entraña la posibilidad de generar estímulos reflejos
viscerosomáticos y visceroviscerales capaces de provocar modificaciones en la
circulación local y en los intercambios entre la sangre y los tejidos. Irvin Korr (1) define como “fuentes
suplementarias de bombardeo de estímulos” a las vísceras, involucradas en la
lesión por el estado de simpaticotonía de un segmento medular facilitado. Sabemos entonces que cualquier disfunción
somática, de acuerdo a las relaciones embriológicas de la metámera facilitada,
va a incluir en su circuito disfuncional una correspondiente respuesta
visceral. Este autor atribuye a la falta de
equilibrio entre el componente somático y el visceral el origen de muchas
enfermedades. Por otra parte, Barral (2) propone el
concepto de articulación visceral, esta permite en condiciones normales que las
vísceras se muevan en respuesta a los automatismos controlados por los
distintos sistemas. La pérdida de movilidad visceral modificará tarde o
temprano la vascularización de la misma, siendo un factor posible de daño
tisular. Asismismo considera al peritoneo y sus
repliegues como estructuras dotadas de un alto poder reflexógeno. Se establece de esta manera un circuito
lesional a partir de la estimulación de las neuronas posganglionares del
sistema nervioso simpático que enviarán sus impulsos a la zona
intermediolateral de la médula espinal. Las referencias que siguen, en parte, nos
llevaron a preguntarnos si la maniobra global hemodinámica era capaz de generar
modificaciones en el sistema cardiovascular de los pacientes. Es conocido por los osteópatas la
importancia de las presiones reinantes dentro de una cavidad cerrada como lo es
la cavidad abdominal. Estas no solo influyen en la relación
intervisceral y parietovisceral, sino que los vasos que en ella se alojan, en
particular las venas, mostrarán cambios en su calibre si esta presión se
modifica. En este sentido, una buena excursión
diafragmática colabora no solo con la movilidad visceral sino que genera un
efecto de compresión y por lo tanto de vaciado en los grandes reservorios de
sangre del abdomen. Esta es la herramienta que nos proponemos
utilizar cuando queremos mejorar las condiciones circulatorias de la cavidad
abdominal mediante la maniobra global hemodinámica.(3) Durante los ciclos inspiratorios y
espiratorios se producen en la cavidad torácica cambios que modifican la
presión habitual en ella (-5 cm de agua), ocurridos a consecuencia de la movilidad
diafragmática, estos se ven traducidos en un aumento de presión negativa
intratorácica generada por el descenso del diafragma. Esto influye en los vasos
sanguíneos torácicos de tal manera que se modifica el gasto cardíaco y provoca
cambios momentáneos en la presión arterial, la que puede elevarse y caer hasta
29 mmHg con cada ciclo respiratorio. (4) Nos resultó interesante encontrar
numerosos estudios fisiológicos acerca de las respuestas reflejas, que a nivel
circulatorio, producen distintos grados de compresión abdominal. Investigaciones realizadas en cirugía
laparoscópica, situación en la que se crea artificialmente un neumoperitoneo (5),
o durante tareas de resucitación (6), atribuyen una gran importancia a los
efectos de la compresión abdominal sobre el gasto cardíaco. Las respuestas autónomas de las que es
capaz la cavidad abdominal, hicieron que el Dr. Still aplicara el término de
“cerebro abdominal: a la región situada entre la primera vértebra dorsal y la
tercera vértebra lumbar”. (7) Las investigaciones realizadas por Luisa
Burns en 1907 ya informaban sobre los importantes cambios que sufría la presión
arterial al estimular nervios somatosensoriales. (8) En la bibliografía osteopática no
encontramos información acerca de las repercusiones fisiológicas de la maniobra
global hemodinámica, pero sí datos que fueron de interés en este estudio. Barral incluye a menudo en su diagnóstico
el test de Soto-Hall, este es en principio utilizado para observar
modificaciones en la circulación del miembro superior. Con frecuencia se
refiere a la positividad de este test asociado a modificaciones de la presión
arterial. Asimismo propone maniobras de inhibición
en los distintos órganos abdominales mientras realiza este test, como una
manera de confirmar el diagnóstico visceral. En este caso, el autor considera que este
efecto ha tenido lugar por la estimulación del peritoneo parietal a través de
la participación del nervio frénico en la inervación del mismo.(2) Aunque según palabras del autor, estos
conceptos teóricos aún no han sido totalmente esclarecidos, no invalidan el
hecho de que en la práctica diaria observamos una y otra vez los efectos
reflejos de las manipulaciones viscerales. El tratar de objetivar de alguna manera
lo que nos muestra la experiencia clínica nos ha llevado a iniciar este
estudio, aunque nuestro objetivo principal es demostrar que la maniobra global
hemodinámica no es riesgosa en pacientes hipertensos. Porque nos hemos preguntado, si toda
estimulación del peritoneo parietal, fuera capaz de producir una respuesta del
sistema cardiovascular “puramente refleja”, según palabras del propio Barral,
habrá alguna patología previa en nuestros pacientes en la que debamos prestar
atención a estos efectos?. Por su frecuente incidencia y por
involucrar a las variantes fisiológicas en las que habíamos puesto atención, la
hipertensión arterial esencial fue la patología elegida a la hora de
seleccionar la población a estudiar. Reciben el diagnóstico de hipertensión
arterial aquellos individuos en los que se corrobora una tensión sistólica
superior a 140 mmHg y/o una tensión diastólica superior a 90 mmHg. Con respecto a la categoría de esencial o
idiopática, es aquella en la que no se conocen causas ciertas que la generen.
Se considera que el 90% de los pacientes hipertensos presentan esta variedad
esencial de hipertensión. (9) En la búsqueda bibliográfica encontramos
numerosos estudios que hacían referencia a la relación entre la presión
arterial y las terapias manipulativas. En todos ellos mostraban una significativa
disminución de los valores de presión arterial luego de ajustes en distintas zonas
de la columna vertebral. (10) (11) A pesar del interés que despierta la
influencia de nuestro accionar sobre la presión arterial, tanto en al ámbito de
la osteopatía como de la quiropraxia, no se han encontrado investigaciones que
se refieran especificamente a las manipulaciones viscerales y la presión
arterial. Sin embargo, Irvin Korr ha aportado
numerosas referencias experimentales y clínicas sobre la participación del
factor neurovegetativo en la disfunción somática y de cómo en este circuito
lesional, los primeros pasos que conducen a futuro a la enfermedad visceral, se
deben a una alteración de su vascularización causada por un desequilibrio entre
las funciones orto y parasimpáticas, sistemas que hoy sabemos son
complementarios y no antagónicos. Es por esto que además de centrar nuestro
accionar en la columna vertebral, origen y destino de los influjos periféricos,
tratamos el sistema visceral, en parte con el objetivo final de mejorar sus
situación hemodinámica. Si partimos del principio aceptado
fisiologicamente de que: Presión Arterial= flujo (volumen minuto) x
resistencia, cualquiera sea el factor patogénico responsable de la hipertensión
primaria, para que ella ocurra debe haber un incremento de las resistencias
vasculares periféricas producidas por una inducción a la vasoconstricción y/o
un incremento del volumen minuto. Este último depende de las variaciones
del volumen sistólico y de la frecuencia cardíaca. Volvemos entonces a destacar
la intervención del sistema simpático como regulador de esta variable, ya que
modifica el potencial de membrana de las células del marcapasos cardíaco. O sea que los dos factores mediante los
cuales podría producirse un incremento en la presión arterial son un aumento
del retorno venoso producto del aumento del volumen minuto o como ya dijimos un
aumento de las resistencias vasculares, resaltando que pequeñas variaciones en
la calibre de los vasos producen grandes modificaciones de la resistencia
periférica. Según datos actuales de la Organización
Mundial de la Salud, se estiman que entre 8 y 30 % de la población de América
Latina y el Caribe padecen hipertensión arterial. Pero es importante aclarar
que por fuera de estos porcentajes hay una gran cantidad de individuos
hipertensos que desconocen su situación. Esta patología puede generar
complicaciones tales como el infarto cerebral, la insuficiencia renal o el
infarto del miocardio. Cuando hablamos de individuos hipertensos
conviene conocer las diferencias adaptativas que estos presentan con respecto a
los normotensos, en especial cuando alguna de las variables que determinan la
presión arterial se ven modificadas. Utilizando alguna maniobra conocida por
estimular el sistema nervioso simpático, como la maniobra de Valsalba, se
observó un mayor aumento de la presión arterial en pacientes hipertensos que en
normotensos. (12) Otra particularidad la constituyen la
respuesta de los barorreceptores en el paciente hipertenso, estos, que debieran
oponerse con su respuesta refleja a un aumento de presión arterial, en estos
pacientes tienden a mantenerla en valores altos. (4) De lo anterior inferimos que cuando
tratamos un paciente hipertenso, las respuestas adaptativas del sistema cardiovascular
a los estímulos que generamos con nuestro accionar podrían no ser iguales a las
del paciente normotenso. Nuestro estudio pretende establecer si
estamos operando dentro de los rangos de seguridad para la salud de nuestros
pacientes hipertensos cuando utilizamos la maniobra global hemodinámica y
creemos que puede establecer un punto de partida para futuras investigaciones
que aportarán a la osteopatía nuevas referencias acerca del rigor científico de
nuesto accionar. |