Plinio (23 - 79)
Consideraba que “la Naturaleza creó los venenos por lástima y compasión hacia el ser humano, a fin de que nunca el hombre debiera morir poco a poco, corroído por el hambre o ahorcado ignominiosamente, o hecho pedazos a fuerza de hierros; sino que con un trago de ellos lo hicieran sin pena y después de muertos no los tocasen las fieras”. Su Historia Naturalis fue ampliamente leída a lo largo del medioevo latino, en especial su herbario que abarca los libros XX al XXV. Las palabras que epilogan su HistoriaNaturalis constituyen su mejor epitafio: “Adiós Naturaleza, madre de todo lo creado. Bendíceme en tu omnipotencia. Amí, el único entre los romanos que ha cantado en tu alabanza.” Su obra fue tomada al pié de la letra durante centurias. Fue recién en el renacimiento cuando Nicolás Leoniceno, tuvo el coraje de llamar la atención sobre los errores botánicos contenidos en la obra de Plinio, aunque esto no le resta mérito.