Médico
sevillano, quien sin salir de su ciudad natal, se dedicó a coleccionar y
describir las plantas que llegaban procedentes del nuevo mundo. Fundó en 1554
un museo en Sevilla, donde se expusieron los más variados productos procedentes
de las Indias occidentales. Es autor de Primera
y segunda y tercera partes de la historia medicinal de las cosas que se traen de
nuestras Indias occidentales que sirven de Medicina. Además de referirse al
curare, da una descripción pormenorizada otras plantas como el guayacol, la
china, la coca y la zarzaparrilla.
Veamos
los conceptos que presenta acerca del tabaco:
Del tabaco y sus virtudes.
Esta
yerba que comúnmente llaman tabaco es yerba muy antigua y conocida entre los
indios, mayormente entre los de Nueva España; que después que se ganaron
aquellos reinos por nuestros españoles, enseñados por los indios, se
aprovecharon della en las heridas que en la guerra recibían, curándose con
ella, con grande aprovechamiento de todos.
De pocos años a esta parte se ha traído a España más para adornar jardines y
huertos que con su hermosura diese agradable vista, que por pensar que tuviese
las maravillosas virtudes medicinales que tiene. Agora usamos della más por sus
virtudes que por su hermosura, porque cierto son tales que ponen admiración. El nombre propio suyo entre los indios
es picietl, que el de tabaco es postizo de nuestros españoles, por una isla do
hay mucha cantidad dél llamada este nombre "Tabaco"
.
Hayla
y nace en muchas partes de las Indias, ordinariamente en lugares húmidos y
sombríos; es menester que sea la tierra bien cultivada do se sembrare y que sea
tierra libre. Siémbrase en todo tiempo en las tierras calientes y en todo
tiempo nace; en las frías se ha de sembrar por el mes de março porque se
defienda de las heladas.
Es yerba que crece y viene a mucha grandeza, muchas veces a ser mayor que un limón;
echa un tallo desde la raíz que sube derecho, sin declinar a ninguna parte;
echa muchos virgultos derechos, que casi igualan con el tallo principal. Su hoja
es casi como de cidro, salteadas; vienen a mucha grandeza, en especial las
baxas, que son mayores que de romaza; son de color de un verde verdoso y deste
color es toda.
Es
vellosa la planta y sus hojas. Puestas en las paredes, enjardinan como los
cidrones y naranjos, porque todo el año está verde y tiene hojas; si algunas
se secan, son las baxas.
En
lo alto de toda la planta echa la flor, la cual es a modo de campanilla blanca y
en medio encarnada, que tiene harta gracia; cuando se seca parecen dormideras
negras; en ella está inclusa la simiente, que es en extremo menuda, de color
leonado oscuro.
La
raíz tiene gruesa, conforme a la grandeza de la planta; dividida en gajos, es
lignosa, la cual partida tienen el coraçón de dentro a la manera del color de
açafrán y gustada tiene algún amargor; apártase fácilmente la corteza
della; no sabemos que tenga la raíz virtud alguna, de solas las hojas sabemos
las virtudes que diremos, aunque creo que la raíz tiene hartas virtudes
medicinales, las cuales descubrirá el tiempo; aunque algunos quieren que tenga
la virtud del rhabarbaro pero yo no lo he experimentado hasta agora. Guárdanse
las hojas después de secas a la sombra, para los efetos que diremos, y se hacen
polvos para usar dellos en lugar de las hojas, que do no se halla esta planta
usan de los polvos en lugar della; porque no la hay en todas partes, lo uno y lo
otro se guarda por mucho tiempo, sin corrupción. Su complexión es caliente y
seca, en segundo grado.
Tiene
virtud de calentar, resolver, con alguna estipticidad y confortación. Coglutina
y suelda las frescas heridas y las cura, como dicen, por la primera intención;
las llagas sucias limpia y mundifica y reduce a perfeta sanidad, como se dirá
de todo adelante. Y así diremos de las virtudes desta yerba y para las cosas
que aprovecha, de cada una en particular.
Tiene esta yerba tabaco particular virtud de sanar dolores de cabeza, en
especial proviniendo de causas frías; y así cura la axaqueca cuando de humor
frío proviene o viene de causa ventosa; hánse de poner las hojas calientes
sobre el dolor y multiplicándolas las veces que fueren menester hasta que el
dolor se quite; algunos las untan con agua de azahar y hacen muy buena obra.
Cuando por reumas o por aire o por otra causa fría se envaran las cervices,
puestas las hojas calientes en el dolor o envaramiento dellas, lo quita y
resuelve y quedan libres del mal. Y esto mismo hacen en cualquier dolor que haya
en el cuerpo y en cualquiera parte dél porque, siendo de causa fría y
aplicadas como está dicho, lo quita y resuelve, no sin grande admiración.
En
pasiones de pecho hace esta yerba maravillosa obra, en especial en los que echan
podres y materia por la boca y en asmáticos y otros males antiguos; haciendo de
la yerba cocimiento y açúcar hecho xarabe y tomado en poca cantidad, hace
expeler las materias y pudriciones del pecho maravillosamente. Y tomando el humo
por la boca hace echar las materias del pecho a los asmáticos.
El
dolor de estómago causado de causa fría o ventosa, puestas las hojas muy
calientes, lo quita y resuelve, multiplicándolas hasta que se quite. Y han de
notar que las hojas de calientan mejor que en otro modo entre ceniza o rescoldo
muy caliente, metiéndolas en él, y allí calentarlas muy bien; y aunque se
pongan encenizadas hacen mejor y más poderoso efeto.
En
opilaciones de estómago y bazo principalmente es grande remedio esta yerba,
porque las deshace y consume; y esto mismo hace en cualquier otra opilación o
dureza que haya en el vientre, siendo la causa humor frío o ventosedad. Han de
tomar la yerba verde y majarla y con aquel borujo fregar la dureza por un buen
rato, y al tiempo de majar la hierba, le echen unas gotas de vinagre para que
haga mejor su obra; y después de fregado el lugar, pongan encima una hoja o
hojas del mismo tabaco calientes, y así hasta otro día que se haga lo mismo; o
en lugar de las hojas, pongan lienço mojado en el çumo caliente.
Algunos,
después de haber fregado con el borujo, untan con ungüentos apropiados para
semejantes males y encima ponen las hojas o çumo del tabaco; y cierto con esta
cura se han desopilado grandes y duras opilaciones y deshecho antiguas
hinchazones.
En
dolor de ijada hace esta yerba grandes efetos, puestas las hojas entre ceniza o
recoldo caliente, que se calienten bien, puestas sobre el dolor, multiplicando
las veces que fuere menester. Es bien en los cocimientos que se hubieren de
hacer para los clísteres, echar en ellos con las demás cosas las hojas de esta
yerba, que aprovecharán mucho; y ansí mismo para las fomentaciones y emplastos
que se hicieren.
En
dolores ventosos hacen el mismo efeto quitando el dolor que de la ventosidad
proviene, aplicando las hojas de la misma manera que está dicho que se han de
poner en el dolor de ijada; hánse de poner cuan calientes ser pudiere.
En las pasiones de mujeres, que llaman mal de madre, poniendo una hoja desta
yerba tabaco bien caliente en la manera que está dicho hace manifiesto
provecho; háse de poner en el ombligo y bajo dél. Algunos ponen primero cosas
de buen olor en el ombligo y encima ponen la hoja. En lo que se halla manifiesto
provecho es poner la tacamahaca o aceite de liquidámbar y bálsamo y caraña
cualquier cosa destas puestas en el ombligo y traídas a la continua; o de todas
ellas hecho pegadillo, hace en pasiones de madre manifiesto provecho.
En una cosa celebran esta yerba las mujeres que habitan en las Indias, que es en
ahito de niños y aun de grandes; porque untando primero el vientre con aceite
del candil, poniendo unas hojas amoreadas en ceniza caliente en el vientre y
otras en las espaldas, quita el ahito y hace hacer cámara, poniéndolas las
veces que fueren menester; si son encenizadas las hojas es mejor.
En
lombrices y todo género dellas que sean gusanos o cucurbitinas las mata y
expele maravillosamente; el cocimiento de la yerba he~ cho xarabe delicadamente,
tomado en muy poca cantidad y el çumo della puesto en el ombligo; es menester
después de hecho esto echarles un clíster que las evacue y expela de las
tripas.
En pasiones de junturas, siendo de causa fría, hacen maravillosa obra las hojas
deste tabaco, puestas calientes sobre el dolor; lo mismo hace el çumo puesto
sobre un pañito caliente, porque resuelve el humor y quita el dolor. Si la
causa caliente hace daño, salvo cuando ha sido el humor caliente y está
resolvido lo sutil y queda lo grueso, que entonces aprovecha como si fuese la
causa fría. Y entiéndase que puestas las hojas do hay dolor de la causa dicha,
en cualquier parte del cuerpo que sea, aprovechan mucho.
En
hinchazones o apostemas frías las resuelve y deshace, lavándolas con el çumo
caliente y poniendo el borujo o las hojas del mismo tabaco encima.
En
dolor de muelas, cuando el dolor es de causa fría o de reumas frías, puesta
una pelotilla hecha de la hoja del tabaco, lavando primero la muela con un pañito
mojado en el çumo quita el dolor y prohíbe no vaya la putrefacción adelante.
En causa caliente no aprovecha; y este remedio es tan común, que todos sanan...
Una de las maravillas desta yerba y que más admiración pone es el modo como
usaban della los sacerdotes de los indios, que hacían en esta forma. Cuando había
entre los indios algún negocio de mucha importancia en que los caciques o
principales del pueblo tenían necesidad de consultar con sus sacerdotes el tal
negocio, iban al sacerdote y proponían el negocio; el sacerdote luego en
presencia dellos tomaba unas hojas de tabaco y echábalas en la lumbre y recebía
el humo dellas por la boca y por las narices, por un cañuto; y en tomándolo,
caía en el suelo como muerto, y estaba así conforme a la cantidad del humo que
había tomado; y cuando había hecho la yerba su obra, recordaba y dábales las
respuestas conforme a las fantasmas e ilusiones que mientras estaba de aquella
manera veía; y él las interpretaba como le parecía o como el demonio le
aconsejaba, dándoles de continuo las respuestas ambiguas, de tal manera que
como quiera que acaeciese podían decir que aquello era lo que dixeron y la
respuesta que dieron.
Asimismo los demás indios por su pasatiempo tomaban el humo del tabaco para
emborracharse con él y para ver aquellas fantasmas y cosas que se le
representaban, de lo cual recibían contento; y otras veces lo tomaban para
saber sus negocios y sucesos, porque conforme a lo que estando borrachos con él
se les representaba, así juzgaban sus negocios. Y como el demonio es engañador
y tiene conoscimiento de las yerbas, enseñóles la virtud désta para que
mediante ella viesen aquellas imaginaciones y fantasmas que se les representan;
y mediante ella los engaña.
Haber yerbas que tienen semejantes virtudes es cosa común en los libros de los
médicos. Dioscórides dice que una dracma de la raíz del solatro furioso
tomada en vino, provoca sueño grandemente y hace que sueñe el que la toma
cosas varias y que se le representen fantasmas y imaginaciones, unas terribles y
espantosas, y otras que les dan delectación y contento. Del anís dicen que
comido a la hora de dormir hace sueños graciosos y muy suaves, el rábano, que
los hace graves y muy pesados, y así de otras muchas yerbas, que sería largo
de contar lo que deste negocio escriben los antiguos.
Diego García de Huerta, en los libros que
escribió de los aromatos de la India Oriental dice que en aquellas partes hay
una yerba que llaman bague204, la cual, mezclada con cosas olorosas, hacen della
una confección de buen olor y gusto; y que cuando los indios de aquellas partes
se quieren privar de juicio y ver cosas y visiones que les den contentamiento,
que toman cierta cantidad desta confección y, en tomándola, quedan privados de
todo sentido y mientras dura la virtud del medicamento reciben mucho contento y
ven cosas de que reciben placer y se alegran con ellas. Y que un gran soldán,
señor de muchos reinos, dixo a Martín Alfonso de Sosa, virrey que fue en la
India, que cuando quería ver reinos, ciudades y otras cosas de que recebía
contento, que tomaba el bague hecho en cierta confección; y que en hacerlo
recebía placer y contento. El uso desta confección es muy común y muy usada
entre los indios de aquellas partes y la venden públicamente para este efeto.
"Usan los indios de nuestras Indias Occidentales
del tabaco para quitar el cansancio y para tomar alivio del trabajo que, como en
sus arreitos o bailes trabajan y se cansan tanto, quedan sin poderse menear, y
para poder otro día trabajar y tornar a hacer aquel desatinado exercicio, toman
por las narices y boca el humo del tabaco y quedan como muertos, y estando así
descansan de tal manera que, cuando recuerdan, quedan tan descansados que pueden
tomar a trabajar otro tanto, y así lo hacen siempre que lo han menester; porque
con aquel sueño recuperan las fuerzas y se alientan mucho. Los
negros que han ido destas partes a la Indias han tomado el mismo modo y uso del
tabaco que los indios; porque cuando se ven cansados lo toman por las narices y
boca, y les acontesce lo que a los indios, estando tres y cuatro horas
amortecidos; y quedan livianos y descansados para más trabajar; y hacen esto
con tanto contentamiento que aunque no estén cansados se pierden por hacerlo; y
ha venido el negocio a tanto, que sus amos los castigan por ello y les queman el
tabaco, porque no usen dello; y ellos se van a los arcabucos y partes escondidas
para hacerlo; que como no se pueden emborrachar de vino, porque no lo tienen,
huelgan de emborracharse con el humo del tabaco; yo los he visto aquí hacerlo y
acontecerles lo dicho. Y dicen que cuando salen de aquel embelesamiento o sueño
se hallan muy descansados y que huelgan de haber estado de aquella manera, pues
dello no reciben daño. Usar estos bárbaros de semejantes cosas para quitar el
cansancio no sólo se usa en nuestras Indias Occidentales, pero se usa y es cosa
muy común en las Indias Orientales. Y así en la India de Portugal para este
efeto se vende el opio en las tiendas, como acá una conserva, del que usan los
indios para descansar del trabajo que toman y para alegrarse y no sentir pena de
cualquier cosa trabajosa de cuerpo o espíritu que les pueda venir; y llámalo
allá entre ellos aphion, y duermen con ello y quedan descansados del trabajo;
los más principales toman el bague, que tiene mejor gusto y mejor olor, porque
lleva mucha ámbar y almizcle y clavos y otras especias; que cierto es cosa de
admiración ver que tomen estas gentes bárbaras estás medicinas y que las tomen
en tan gran cantidad, y que no los mata, antes lo toman por salud y remedio de
su necesidad. Yo
vi un indio de aquellas partes que en mi presencia pidió a un boticario una
cuarta de opio, y le pregunté que para qué lo quería y me dixo que lo tomaba
para descansar, cuando se sentía demasiadamente afligido del trabajo; y que
tomaba la mitad de aquello que llevaba, porque el boticario le dio más que una
ochava por dos reales; y con ello dormía tanto, que cuando recordaba se hallaba
muy descansado y en disposición de poder más trabajar; yo me admiré y parecióme
cosa de burla, pues cinco o seis granos, que es lo que más podemos dar a un
enfermo por robusto que sea, y estos muy preparados, causan algunas veces
accidentes de muerte. Desde ha muchos años, estando en la tienda de otro
boticario desta ciudad, vino otro indio de las mismas Indias Orientales y pidió
al boticario que le diese anphion, el cual no le entendió; yo, acordándome del
otro indio hice que le mostrase al indio opio, y en mostrándoselo dixo que
aquello pedía y le mercó una ochava dello; yo le pregunté al indio que para
qué lo quería y el me dixo lo mismo que el otro indio, que era para poder
trabajar y descansar del trabajo, que él echaba cargos y que había de ayudar a
descargar una nao, y que tomaría la mitad de aquello para poder trabajar y la
otra mitad después de haber pasado el trabajo, para descansar; entonces di crédito
al primer indio de lo que me dixo, y después lo he creído, que he visto y leído
ser ello en aquellas partes cosa muy común para semejantes efetos, que cierto
es cosa digna de gran consideración que cinco granos de opio nos maten y
sesenta les den a ellos salud y descanso. Usan los indios del tabaco para sufrir la sed y asimismo
para sufrir el hambre y poder pasar días sin tener necesidad de comer ni de
beber. cuando han de caminar por algún desierto o despoblado, do no han de
hallar agua ni comida, usan de unas pelotillas que hacen deste tabaco. Toman las
hojas dél y las mascan, y como las van mascando van mezclando con ellas cierto
polvo hecho de conchas de almejas quemadas, y vanlo mezclando en la boca todo
junto hasta que hacen como una masa, de la cual hacen unas pelotillas poco
mayores que garbanzos, y ponénlas a secar a la sombra, y después las guardan y
usan dellas en esta forma. Cuando han de caminar por partes do no piensan
hallar agua ni comida, toman una pelotilla de aquellas y, pónenla entre el labio
baxo y lo, dientes y vanla chupando todo el tiempo que van caminando, y lo que
chupan tragan, y desta manera pasan y caminan tres y cuatro días sin tener
necesidad de comer ni beber; porque ni sienten hambre ni sed, ni flaqueza que
les estorbe el caminar. Yo creo que poder pasar desta manen es la causa que,
como van chupando de continuo la pelotilla, atraen flemas a la boca y vánlas
tragando y echándolas al estómago; las cuales entretienen al calor natural que
las va gastando y manteniéndose dellas. La cual vemos que acontece en muchos
animales, que por mucho tiempo de invierno están metidos en las concavidades y
cavernas de la tierra, y pa san allí sin ningún mantenimiento, por esto y porque
tienen que gastar e calor natural de la gordura que adquirieron en el estío; y
el oso, animal grande y feroz, está mucho del invierno en su cueva y pasa en
ella sin comer ni beber, con sólo chuparse las manos; lo cual por aventura hace
por la causa dicha. Esto es en suma lo que yo he podido colegir desta yerba tan
celebrada llamada tabaco, que cierto es yerba de grande estimación por las
grandes virtudes que tiene, como habemos dicho".
Pelta Roberto. El veneno en la historia.
Espasa Hoy ed. Madrid. 1997. P. 25, 105