Rey
de Ponto, Anatolia, en el Asia menor, cerca de la costa oriental del Mar Negro.
De los aspectos mitificados de su vida, se conoce su obsesión por no morir
envenenado lo que hizo que, como intento de inmunización fuera recibiendo dosis
crecientes de diversos venenos hasta conseguir un estado de inmunidad a los
mismos. Fue asistido por Crateuas, su médico.
Experimentó
con venenos en prisioneros de guerra y con antídotos en los recién
envenenados, lo que le permitió ir conociendo paulatinamente nuevos compuestos
que contrarrestaban a estos venenos. Al mezclarlos, fue formando los mitridáticos,
que se dicen contenían 36 ingredientes. Galeno dijo luego que contenían 54.
Fue
uno de los pocos de su época en desafiar seriamente
al imperio romano, lo que habla de su habilidad como estadista y de su
ambición desmedida, luego de haber extendido sus dominios a Armenia, Bitinia,
Paflagonia, la Cólquide y el Bósforo, ocupando así el Asia Menor.
Frente a la derrota militar en una contienda huyó
entonces a Crimea, donde vivió el destierro durante un tiempo. Allí planeó una
invasión a Italia con su ejército. Sin embargo, sus propias tropas se rebelaron
contra él y se unieron a su hijo, Pharnaces que había propuesto la rebelión.
(Nota: Pharnaces fue derrotado por Gaius Julius Ceasar dieciséis años después de
la muerte de su padre, en el 47 a.C. Esta conquista forma el origen de la cita
famosa del César, "Veni, vidi, vici,", "yo vine, yo vi, yo conquisté"
).
Frente
a su avance, Sila se dirigió con su escaso ejército a Oriente y en el año 86
a.C. venció en Queronea y Orcómenos al rey del Ponto. Mitrídates tuvo que
firmar la paz de Dárdano al año siguiente. Debía abandonar los dominios
conquistados antes de la guerra comprometiéndose tambien a pagar un fuerte
tributo.
La
segunda guerra, ocurrida el 81 a.C. tuvo menor peso ya que se limitó a ligeros
enfrentamientos que apenas tuvieron consecuencias territoriales o militares.
El
tercer enfrentamiento tuvo lugar cuando Lúculo conquistó el Ponto y Bitinia en
el año 71 a C. Sus éxitos lo llevaron a empezar la ocupación de Armenia,
donde Mitrídates se había refugiado en la corte de Tigranes.
Ya
ante la inminencia de ser capturado por sus enemigos Pompeyo y Lúculo, y al ser
vencido en su tercer contienda donde fue ocupado su territorio, mató a sus
esposas, concubinas e hijas; pero cuando intentó quitarse la vida no consiguió
suicidarse con venenos por hallarse inmunizado por las dosis diarias que ingería
de venenos a modo de antídoto, tras lo cual debió recurrir a la espada de uno
de sus soldados y sirviente llamado Bithio.
Ponto
fue anexado entonces por el ejército romano, después de lo cual el nombre de
este reinado y la dinastía de Mitrídates se marchitaron en la historia.
Una
vez derrotado y muerto, Pompeyo descubrió los cuadernos de Mitrídates sobre
venenos y antídotos, los que llevó a Roma, junto con Crateuas, para que
sirviese al imperio.
Esta es la historia muchas veces repetida, a pesar de lo
cual resulta dudosa y mítica en algunos pasajes. Pero; como dice Plutarco
“en todo caso, así se narra”
.
En
recordatorio de este hecho, fueron llamados durante mucho tiempo mitridáticos (mithridaticum) a las mezclas preventivas compuestas con muchos
ingredientes y confeccionadas con ritos místicos y encantamientos para
contrarrestar envenenamientos.
Los estudios en medicina y herbología realizados por
Mitrídates Eupator se ven reflejados en un género de plantas Eupatorium, las que
derivan de su nombre.
La theriaca. http://www.astan.com/kurdistan/theria2_intro.htm
Fumagalli Marcello. Historia y virtudes admirables de la medicina
antigua: La Teriaca de Andrómaco. Società Editoriale Farmaceutica srl, Via
Ausonio 12, Milano (www.sef.it ).
Repetto M. Toxicología Fundamental. Diaz Santos ed. España. 1998. p. 1