Museo Virtual de los Venenos
PINACOTECA DE LOS VENENOS
Los venenos en la mitología y la religión
OCEANÍA
Kalai Pahoa. El Dios veneno.
La cultura hawaiana participó también del conocimiento de distintos tipos de venenos.
Estos conocimientos comprendieron tanto las cualidades medicinales de muchas plantas, como así tambien encontraron que algunas de éstas podían causar asimismo la enfermedad o la muerte. Entre las recopilaciones de estos conocimientos, se decía que: "Kalai-pahoa es un árbol quien tiene el poder para matar." Al dios-veneno de Kameharneha se lo llamó Kalai-pahoa, porque estaba cortado de ese árbol que había crecido en el bosque de la isla de Molokai. Un escritor nativo cuenta que tambien había un antídoto para el veneno de Kalai-pahoa, y lo describe así: "Cuando el sacerdote lo quiso, Kalai-pahoa se presentó y se ungió con aceite de coco, se envolvió en una tela fresca, y estando ya en el altar se preparó una fiesta en su honor.Entonces el sacerdote que tenía un cuidado especial hacia este dios ya que rasparía un poco de su venenosa madera, la ponía en una taza y sostiendola ante el dios, cantaba una oración en ofrenda a la vida de su rey, del gobierno, y de las personas. Uno de los sacerdotes tomaría la taza del awa entonces, bebería su contenido, y rápidamente ingeriría comida”. Aquéllos que presenciaban la ceremonia veían un rubor rojo que prestamente se arrastraba por sus mejillas mientras los ojos se le ponían vítreos y la respiración se entrecortaba como la de un hombre agonizante. Entonces el sacerdote tocaba con sus labios el palo sagrado, Mai-ola, y de esta manera restauraba su vida. Mai-ola era un dios que tenía otro árbol. Cuando Kalai-pahoa entró en su árbol en Molokai, Mai-ola, entrado en otro se convirtió en el enemigo del dios-veneno. Los sacerdotes del dios-veneno eran muy poderosos en este rito curioso llamado pule-ana-ana, u orando a la muerte. El espíritu de la muerte residía en la madera del árbol que albergaba a este dios- veneno. Su leyenda explica la venida de las propiedades medicinales y venenosas de varios tipos de árboles y plantas a esta cultura. Estas historias se remontan al tiempo cuando Milu murió y se convirtió en el rey de los fantasmas. Después de la muerte de Milu los dioses del Valle de Waipio (isla de Hawai) cruzaron a la isla Maui. Estos dioses tenían todo tipo de poderes para el mal, como el de detener la respiración, enfríar o quemar el cuerpo, generar dolores de cabeza o de estómago, tambien de causar parálisis u otras lesiones, incluso infligir la muerte. Pua y Kapo que desde tiempos inmemoriales habían sido adoradas como diosas con poderes medicinales, subieron al Mauna Loa, un lugar donde había un bosque grande y magnífico con árboles, helechos y bellas flores. Todos amaron este lugar, y terminaron por convertirse en los dioses del bosque. Cerca de este bosque vivia Kane-ia-kama, un gran jefe que padecía del vicio de ser un jugador compulsivo. Habiendo perdido en el juego todas sus posesiones, mientras estaba durmiendo oyó que alguien lo llamaba y decía: "O Kane-ia-kama, empieza tu obra nuevamente". Él gritó en la oscuridad: "Ya he apostado todo, y lo he perdido. No tengo nada para continuar" Entonces la voz replicó "Apuesta tus huesos, apuesta tus huesos, y ve lo que pasará." Cuando el rey fue al día siguiente al lugar de juego y se sentó entre los que se reían de él de su desgracia, dijo: "Ya no tengo nada en verdad para apostar. Mis tesoros ya se han ido, pero tengo mis huesos. Si ustedes lo permiten, apostaré mi cuerpo," Los otros jefes pusieron algunas propiedades y dijeron, "Eso será del mismo valor que tus huesos." Jugaron y el rey ganó. Los jefes enfadados duplicaron la apuesta, pero el jefe siempre ganó hasta que llegó a poseer más riquezas que cualquier otro en la isla. Luego de varios días del juego por dinero el jefe oyó la misma voz que decía "O Kane-ia-kama, has hecho todo lo que yo te dije y por eso te he hecho muy rico en propiedades y sirvientes. ¿Me obedecerás una vez más? " El jefe agradeció al dios la ayuda que de él había recibido, y aseveró que obedecería. La voz dijo entonces: "Quizás nosotros podamos ayudarlo a una cosa. Tú eres ahora adinerado, pero hay un último regalo para tí. Debes escuchar cuidadosamente." Entonces este dios de la noche señaló a los árboles en los que los dioses habían entrado cuando decidieron permanecer durante un tiempo en el bosque, y le explicó todas sus características. Lo mostró luego ante los dioses y diosas y le dió sus nombres. Entonces le pidió a Kane-ia-kama que tomara ofrendas de cerdos, peces, cocos, plátanos, pollos, y todas las otras cosas que se usaban para los sacrificios, y que los pusiese en las raíces de estos árboles donde los dioses habían entrado, siendo las ofrendas apropiadas para cada uno. Por alguna razón no mencionada en las leyendas, el rey les envió un grupo de leñadores a que redujeran estos árboles con sus hachas de piedra. Cuando los trabajadores empezaron a cortar los árboles, el koko (sangre) de los árboles empezó a fluir, y las astillas que volaban fueron a golpear a algunos de los leñadores, los que cayeron muertos inmediatamente. Kane-ia-kama mandó confeccionar entonces capas de hojas largas de la vid del ieie y las ató alrededor de sus hombres, para que sus cuerpos no pudieran ser tocados. Entonces el trabajo fue fácilmente cumplido. El jefe mantuvo así el poder que estas plantas conferían pudiendo usarlos cuando él deseaba contra sus enemigos. El más poderoso de todos estos dioses fue ese cuya voz él había oído aquella noche. A este dios le dio el nombre de Kalai-pahoa (El trozo cortado por el pahoa o hacha de piedra). Los dioses que fueron apresados por los sacrificios del jefe mientras ellos estaban en los cuerpos de los árboles les confirieron a éstos sus poderes. La extraña muerte que provino del dios Kalai-pahoa hizo que a este dios y a su sacerdote se le temiera grandemente. Uno de los pedazos de este árbol entró en una primavera a Kaakee cerca del maika, o campo del disco rodante, en Molokai. Todas las personas que bebieron agua ese día se murieron. Sabiendo de la peligrosidad de ese dios, los jefes ordenaron a su pueblo que las personas no debían guardar ramas o pedazos de aquel árbol para la lesión de otros, y si se encontraran tales pedazos en posesión de cualquiera, éste debía morir. Un archivo cuenta que este veneno fue dado a Kahekili, rey de Maui y de esta manera Kamehameha conquistó todas las islas, junto con sus dioses y los poderes conferidos.. El derrocamiento de la idolatría junto a la destrucción del sistema de tabúes entró a la isla en 1819, cuando la mayoría de los dioses de madera fueron quemados Algunos de los idolos que sobrevivieron a la destrucción pueden observarse hoy en el museo de Honolulu.