GRECIA y ROMA
Anfítrite
Fue Anfítrite, la esposa de Neptuno, quien al sentir celos por el cariño
que el dios profesaba a la ninfa Escila, envenenó las aguas de la fuente donde
ésta se bañaba. Al introducirse Escila en el baño y comenzar a sentir los
efectos del veneno, enfureció y se lanzó al mar, donde quedó transformada en un
monstruo que atemorizó a los navegantes de la época.
Asclepio
Asclepio fue el dios griego de la medicina. Hijo de Apolo y Coronis,
tuvo cinco hijas: Aceso, Iaso, Panacea, Aglaea y Hygieia.
Su santuario más famoso se situó en Epidaurus. Su atributo fue la
serpiente enroscada en su derredor, la que continúa representando a la medicina
en la modernidad.
Apolo lo entregó al centauro Chirón quien como tutor y mentor le
transmitió los conocimientos en el arte de la sanación, la cirugía, el uso de
drogas, pociones de amor y encantaciones.
Atena le obsequió una pócima mágica hecha a base de sangre de Gorgon, la
que tenía la propiedad de devolver la vida a los muertos o bien de ser un veneno
mortal, según como fuese tomada.
Los romanos lo veneraron como Esculapio.
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El culto a Asclepio,
hijo de Apolo, con el que se transmitió hasta nuestros días la imagen del
caduceo con la serpiente, surge entre los años 500 a de C. - 400 d de C.,
en casi todos los países mediterráneos. En la Ilíada, Homero, invoca ya al
rey Asclepio, describiendo al semi dios como un médico excelente que
adquirió sus conocimientos con el centauro Quirón.
Se dice que Asclepio
participó en la batalla de Troya, junto con sus hijos Podaleiro y Macaón,
considerados tambien excelentes médicos.
Zeus lo mató luego
con un rayo por atreverse a realizar maniobras de resucitación a los
muertos. En Epidauro, el posterior lugar de culto de Asclepio, los
sacerdotes modifican este mito y lo propagan a partir del siglo VI - V a
de C.
Los sacerdotes de
Epidauro amplían la familia de Asclepio para el culto curativo. Así gana
una esposa, Epiona "la dulce" y varias hijas: Hygieia, la "salud" (de la
que deriva el término higiene), y Akeso, así como Iaso y Panakeia
(panacea) "la que todo lo cura".
En las
representaciones gráficas, Asclepio siempre aparece con dos símbolos: la
serpiente y el perro. Por otra parte, el bastón de Asclepio con la
serpiente enroscada, era en sus orígenes un simple palo que le servía de
apoyo; sin embargo esta imagen del bastón con la serpiente ha seguido
vigente convirtiendose en un atributo distintivo del dios curativo y de la
amplia prole que, hasta la fecha, ejercemos tan antiguo y distinguido
oficio.
http://www.anestesia.com.mx/articulo/caduceum.html |
Circe
Circe,
hija del sol y de la ninfa Persis, se hizo famosa por su capacidad de
transformar a los hombres en bestias con hierbas y encantamientos. Utilizando Poculum
circeum en
las bebidas, mató a su marido rey de los sármatas, partiendo luego para Italia.
Allí habitó en un monte, al que llamaron Circeo, desde donde envenenaba a la
gente mediante pócimas y hechizos.
Homero,
en el dècimo canto de la Odisea, cuenta: "Circe
les hizo sentar. Luego revolviò en su recipiente de vino de Pramus (en el que
ocultaba la yerba que les haría olvidar a su patria), queso, harina y miel
verde. Les llevó la copa y se la bebieron de un solo trago. Entonces, la diosa
los golpeò con su varita y los encerrò en una porqueriza..., ya que en cerdos
se habían convertido. Mas su alma seguía siendo la de antes. Y allí
encerrados, lloraban". Euríloco se mantuvo oculto, y cuando vió lo ocurrido a sus
compañeros, huyó en búsqueda de Ulises para que los socorriese.
Y
como todo en Homero está poblado de magia y encantamiento, en medio de un
bosque de robles fue a esperar a Ulises el mismo Hermes quien le dijo "Detente
Ulises, y escucha el remedio para librarte de tantos males que acabarían con tu
recuerdo y tu gloria, con tu esperanza de mirar otra vez la patria". Supo
entonces Ulises por boca del dios, que existía una raíz que podía abolir el
efecto de aquella hierba. "Más te
voy a explicar, dijo Hermes, las maléficas trazas de Circe. Un mal tósigo hará
para ti, lo pondrá en la comida, más con todo no habrá de hechizarte. Será
tu defensa la triaca que yo te daré, pero a condición de hacer esto: Cuando
Circe te mande correr manejando su vara, tu saca del flanco tu agudo cuchillo y
le saltas encima como ansiando su muerte. Al momento verás que, asustada, te
invita a que yazgas con ella. No habrás de rehusar aquel lecho divino para que
suelte a los tuyos y a ti te agasaje en sus casas, pero exígele el gran
juramento que tienen los dioses de que no tramará nuevo daño, no sea que te
prive de fuerza y vigor una vez desarmado".
Cuenta
también Homero que dicho esto, el dios le entregó al héroe una hierba con
flores del color de la leche y de negra raíz, que le enseñó a distinguir para
que no le faltara en su misión. Los dioses la llamaban molly. Esta planta era
el ajo negro (Allium sp) según
Teofrasto o el Peganum harmala
según Dioscórides o Withania somnifera según Plinio, y actuaba como
antídoto para los encantamientos que pudiese hacerle Circe.
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“La maga
Circe”. Cuadro de Giovanni Luteri Dosso Dosis. 176 x 174 cm. Museo
Borghese. Italia.
La figura de la
hechicera domina toda la escena. Colgados de un árbol se encuentran los
guerreros cautivos, y el perro en el cual ha transformado a uno con sus
pócimas, lleva todavía puesta la coraza.
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Demeter
La leyenda de Deméter, hermana de Zeus, cuenta que en un momento de
desesperación por el rapto de su hija Persefone a manos de Plutón, comió
amapolas con el objeto de dormirse y olvidarse de su pesar. Según Ovidio, ella
le proporcionó también a Triptolemo amapolas para inducir su
sueño.
Theocritus (310-245 a.C.) refiriéndose en sus
Idilios al Templo de Demeter, describe estados en que la diosa sostenía amapolas
en sus manos.
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Estatua sin cabeza
de Demeter. Escultura atribuída a Agoracritos y datada en fines del siglo
V D.C.
www.culture.gr/2/21/211/21103m/e211cm02.html
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Escultura romana de
Ceres (Demeter). Museo Vaticano de Roma.
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Persefone recibiendo de
la diosa Demeter hongos alucinógenos para la ceremonia eleusina. Siglo IV
ac.
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Eurídice
Eurídice, huyendo de la persecución del dios Aristeo en un prado junto a otras
ninfas, es mordida por una áspid en un talón, muriendo envenenada pocos días después de su
matrimonio. Orfeo desesperado por
la pérdida de su amada esposa, y viendo que sus súplicas a las divinidades
eran vanas, se presenta ante Plutón y Proserpina, reyes del infierno. Su
propuesta para conseguir a su amada era sencilla: “cuando
los años fatales de la vida transcurran... ella y yo volveremos para siempre a
este país de sombras e infelicidad”. Sus ruegos conmovieron a los dioses. Pero con una
condicion caprichosa: No debía volver la cabeza para mirarla hasta que hayan
salido del reino infernal.
Eurídice,
cojeando todavía por la mordedura fue sorprendida por su marido, quien durante
la travesía, y sin darse cuenta, se volteó para ver como estaba. Su desaparición
fue instantánea, y el dolor de su marido, eterno.
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Orfeo y Euridice por
George Frederick Watts (1817-1904). Oleo, 56 x 76 cm. Este cuadro fue
presentado por primera vez en la exhibición de verano de la Academia Real
de 1869 (Colección de Forbes, Londres & Nueva York)
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Ganímedes
Ganímedes fue el copero de Zeus. Vigilaba la pureza de los vinos y la
ausencia de posibles venenos en las bebidas que el rey del Olimpo degustaba.
Hécate
Hécate y Cibeles
Los griegos atribuyeron el descubrimiento de las plantas venenosas
a Hecate, la diosa de la hechicería.
Hércules
Luego de haberse casado Hércules con Deyanira, a la que obtuvo de Anteo,
hijo de Poseidón dios del mar, cuando regresaban a su país debieron detenerse a
las orillas del río Evena porque las lluvias habían aumentado su caudal. El
centauro Neso, con el pretexto de ayudar a Deyanira a cruzarlo, intentó entonces
secuestrarla.
Viendo desde la otra orilla el intento de rapto, Hércules lo hirió con
una flecha que había envenenado con la sangre de Hidra. El centauro moribundo
ya, dijo a Deyanira que tomara un poco de su sangre, la que según él, era un
poderoso filtro de amor. Sin embargo, en realidad era un poderoso veneno.
Pasado el tiempo, y creyendo que Hércules se había enamorado de la
princesa Yole, Deyanira le envió la túnica mágica por medio de Licas. Cuenta
Ovidio que estando listo Hércules para comenzar un sacrificio a Júpiter, se
cubrió con la túnica, pero apenas hizo las primeras libaciones, el veneno de la
hidra se le extendió por todo el cuerpo. Intentó sobreponerse a los fuertes
dolores que sentía pero al fín debió sucumbir a la violencia del mal abandonando
el altar y el sacrificio, haciendo temblar el monte Eeta con sus gritos y
lamentos. Hizo todos los esfuerzos imaginables para quitarse la túnica,
arrancándose con ella la carne a jirones.
“Cruel
Juno, decía, goza del bárbaro placer de verme sufrir los horrores de un veneno
mortal. Mis males son tan grandes que inspirarían
compasión a mis propios enemigos.
Diosa
implacable, quítame el resto de mi vida anegada de dolor! La muerte será para
mí el más dulce consuelo...... Un fuego potente me abrasa, y consume mis entrañas,
mientras que el desvergonzado Euristeo goza de un indigno reposo”.
Mientras
así se lamentaba, corría Hércules por el monte Eeta como un tigre atravesado
por el dardo que le ha herido...
Al final,
ordenó que Filocretes cortara algunos árboles para levantar un lecho, el que
cubrió con la piel del león de Nemea. Se acostó en él con la misma tranquilidad
como si estuviera presenciando un festín.
Y mandó a su amigo que le prendiese fuego.
Luego de su muerte, los dioses lo llevaron al Olimpo y lo casaron con
Hebe, diosa de la juventud.
Obsérvese que en este relato se encuentra una de las
descripciones más antiguas acerca de la vía transdérmica como forma de
intoxicación.
Medea
Medea, en la literatura alejandrina y en Roma,
fue el prototipo de la hechicera. Sin los poderes de Medea, Jasón no hubiese
podido conquistar el vellocino de oro. Una vez unida en matrimonio con éste,
asesina a Pelías quien había intentado matar a Jasón. Para ello, convence a las
hijas del rey de que es capaz de rejuvenecer a cualquier ser vivo,
descuartizando ante ellas a un carnero e hirviéndolo en una composición mágica,
para luego recuperarlo sano y salvo. Convencidas, las hijas de Pelías
despedazaron a su padre y echaron los pedazos en un caldero. Más Pelías no
volvió a salir de él.
Jasón y Medea se trasladaron luego a Corinto, donde el rey Creonte quiso
casar a su hija con el héroe. Para ello decretó el destierro de Medea, pero ésta
consiguió demorarlo un día, tiempo que aprovechó para impregnar con un
misterioso preparado un vestido, así como adornos y joyas, enviándoselos a su
rival. Tan pronto ésta se los puso, la abrasó un misterioso fuego, ocurriéndole
lo mismo a su padre cuando acudió en su ayuda. Mientras tanto, Medea daba muerte
a sus propios hijos en el templo de Hera, escapando luego hacia Atenas en un
carro tirado por caballos alados.
Medea como envenenadora de oficio mató a Glauce también con una túnica
envenenada, e hizo sucumbir a Teseo con una bebida envenenada.
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Obra de Eugène
Delacroix, pintor francés exponente del romanticismo del siglo XIX.
Representa a la envenenadora Medea asesinando a sus hijos.
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Medea y las hijas de Pelías, preparando el caldero mortal para
su padre. En el otro mármol, Medea y Jasón. Autor desconocido. Siglo V a C.
Actualmente en el museo Pergamon de Berlín.
Orión
Orión, el gigante cazador hijo de Euríale y
Poseidón, se casó con la hermosa Side, pero Hera por envidia, lo precipitó en el
Tártaro. Aurora se enamoró también de Orión y lo raptó. Finalmente fue muerto
por Artemis, al tratar de violarla. La diosa le envió un escorpión que le picó
en el talón. En pago de este servicio, el ponzoñoso animal fue transformado en
constelación, ocurriéndole lo mismo a Orión. Por eso la constelación de Orión
huye eternamente en el cielo para evitar la ponzoña de la constelación del
escorpión.
Sagitario
En la confección del zoodíaco, Sagitario es el que lanza flechas (Sagitta =
saeta, flecha), o sea un
"arquero. Tradicionalmente se le identificaba
con un centauro (mitad hombre mitad caballo).
Hay distintas atribuciones. Según una de ellas, Croto,
amigo de Orión, estaba obligado a perseguir al Escorpión en memoria de su amigo
y compañero de caza caído. Otra sostiene que se trata de Quirón, el profesor de
Hércules, Aquiles, Teseo y Jasón, el cual fue alcanzado por una flecha
envenenada. Ante los dolores insoportables, pidió a Zeus que lo dejara morir, y
éste conmovido, lo transformó en constelación.
Psique y Cupido
Existía un rey cuyas tres hijas eran conocidas por su intachable belleza.
Psique, la menor de las hermanas, era tan encantadora que su padre declaró que
merecía ser llamada "Diosa de la Belleza", y que se le debería tratar en lugar
de Afrodita. Ofendida por tal propuesta, aunque Psique no estaba de acuerdo con
su padre, Afrodita resolvió demostrar que la doncella era una simple mortal. Por
lo tanto, envió a su hijo Cupido a que la matara.
Armado con arco y flechas, además de llevar un poderoso veneno, Cupido llegó
al palacio al anochecer, hasta llegar al lugar de Psique. Silenciosamente se
acercó a la doncella que dormía, y se acercó para administrarle el veneno.
Un rayo de luna iluminó su rostro revelando su belleza, e hizo que Cupido
retrocediera sorprendido. Pero mientras lo hacía, una de sus propias flechas de
amor rozó con su piel y le causó una pequeña herida.
Inconsciente de la
gravedad de su herida, se quedó contemplando a la doncella durmiente y después,
sin hacer ruido, tal como entró salió, jurando que el nunca lastimaría tal
inocencia y belleza.
Al siguiente amanecer, Afrodita creyó que vería el cadáver de su rival, pero
en su lugar la vio paseando entre los jardines del palacio, dándose cuenta que
su plan había fallado, empezó a atormentar y perseguir a la pobre muchacha de
tal manera, que ésta huyó de su casa hacia una montaña, desde cuyo precipicio
daría fin a la vida que ya no podía disfrutar en paz.
Pero Cupido, que había
observado indignado a su madre, siguió a Psique y cuando supo de sus intentos de
suicidio, llamó a Zéfiro (el viento del Sur), para que recogiese a Psique y la
enviara a una isla distante.
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